Era yo candidato a diputado por el distrito de Tancanhuitz.
En Xilitla acordamos jugar unas peleas de gallos en la salida del pueblo y mientras llegaba la hora de comer llegaron por una vereda al ranchito donde estábamos, en forma precipitada, el presidente municipal Brígido Meléndrez y el secretario del ayuntamiento Emilio G. Castro (originario de Tampamolón y puesto por mí en el ayuntamiento).
Se notaban muy agitados: "¿Qué pasa" les pregunté. "Gran novedad" me contestó Grígido Meléndrez. "¡Venga!" le contesté mientras quitaba los hilos de mi gallo que acababa de ganar. Meléndrez me contó: "Llegó al pueblo un tal general Gorozabe, pelaecista, de muy mala fama y con otros nueve hombres muy bien armados y montados que lo acompañan, casi todos extranjeros; entraron en el palacio municipal llevando preso a mi cuñado don Vicente Zorrilla; nosotros (refiriéndose al secretario del ayuntamiento), nos "pelamos" por la puerta de atrás y alcanzamos a ver cómo desarmaban al comandante de la policía; todos tenían muy mala catadura---siguió diciéndome Brígido---, seguramente que tú has de saber quién es este Gorozabe".
"Sí"--le contesté--, es un gachupín muy asesino, pelaecista que la ha hecho de general en las filas de Manuel Peláez. ¿Qué más?, le pregunté. "No tuve tiempo de saber más ---me contestó--- y si no me doy prisa, no te lo estaría contando".
Organizamos el ataque.
Cuando ya estábamos a la vista de los caballos de los bandidos, avanzamos desde todas direcciones, rápidamente José Castillo, Atanasio Jongitud, Brígido Meléndrez, el presidente municipal, quedándose atrás únicamente el doctor Samuel Vásquez y el secretario del ayuntamiento, Emilio Castro.
Cuando el tiroteo estaba más fuerte, Atanasio Jongitud se adelantó valientemente hasta quedar a unos cuantos metros de Gorozabe y le mató el caballo de un balazo en la frente, cayendo caballo y jinete en la calle empedrada. Sacó una navaja española y le pegué dos balazos en la mano, quedando desarmado.
En Xilitla, bajo un frondoso árbol de mamey le hice a Gorozabe su consejo de guerra: "¿Qué partido amas, hijo de la chingada? le pregunté. "Por el momento ninguno", me contestó. "¿A qué has venido?, ¿para dónde ibas?". El me contestó: "Iba para Agua Zarca, Querétaro, a conferenciar con el general Porfirio Rubio" (este Rubio era un viejo feroz, cacique de la sierra de Agua Zarca, estado de Querétaro, sustraído a la obediencia del gobierno, era enemigo de Castillo y después su asesino).
---"¿Qué ibas a tratar en esa conferencia?" --- "Iba a platicar con Porfirio y proponerle que me diera alojo en Agua Zarca y apoyo para asaltar el express del tren Estrella que corre de México a Laredo, pues en ese express siempre corre mucho dinero; el gobierno--siguió diciéndome---no me reconoce mi grado de general después de que los pelaecistas secundamos el movimiento obregonista". Y yo le dije: "¿Y por qué andas revolucionando en México? ¿Por qué no te vas a España para tumbar al rey?" "Eso es otra cosa---me contestó--, estoy muy aclimatado en México". "¿Desde cuándo andas con las armas en la mano?", le pregunté. El me dijo: "Desde 1913 a las órdenes del Coronel Querol" (Querol era un bandido muy asesino que tenía el grado de Coronel en las filas de Victoriano Huerta, y que fue de los que defendieron Tampico cuando nosotros atacábamos). Yo le dije "De modo que empezaste de huertista, cabrón, ese solo hecho bastaría para fusilarte, como lo voy a hacer".
Entonces Gorozabe me contestó: "¿Con qué carácter me va a usted a fusilar?" "Con el carácter de diputado", le contesté, para algo me ha de servir el fuero, y dime cuál es tu última voluntad?" "Que no me ahorquen", me contestó. "No serás ahorcado", le dije. Se lo regalé al Tigrillo, que había recibido una patada de Gorozabe en la refriega y quien le descargó todo el cilindro.
Gorozabe no estaba comprendido en esta campeada, pero se atravesó en mi camino, y como en el juego de damas: me lo comí por bobo. Gorozabe era alto, muy esbelto, con el pecho hacia adelante, ojos zacos, cara delgada y larga con tipo de ave de rapiña. Después de haber descrito esta lucha, salen sobrando decir que Gorozabe era hombre muy valiente, lo aventajamos en todo, pues no se trataba de una lucha caballeresca a florete en el siglo XVIII, sino de dominar y vencer a un gran bandido muy peligroso.
Es raro ver un blog sobre un personaje como Santos, se que son fragmentos de sus memorias, pero si quisieras agregar algo más llevo tiempo estudiándolo como historiador.
ResponderEliminarFabián Chávez